Este verano, Mar del Plata se convirtió —más que nunca— en el destino ideal para el turismo joven, ese que vacaciona en grupos grandes de amigos y tiene como objetivo empezar y concluir los días con los pies en la arena. La oferta de entretenimiento permitió que casi el 50% de la temporada quedara apuntalada por el público de 18 a 35 años. En contraste, esta explosión joven enfatizó el cambio de perfil que tomaron otros destinos de la Costa, como es el caso de Villa Gesell.
La vida nocturna cambió sus reglas, y ahora es más frecuente ver grupos familiares circulando por el centro que chicos reunidos para iniciar el itinerario del fin de semana. Para ellos, hay algunas pocas opciones para decidirse: viajar hasta Pueblo Límite en algún remis, o quedarse en alguno de los bares o restaurantes de la zona céntrica, como Origen, que no funciona estrictamente como boliche.
Las alternativas para esta temporada se acotaron luego del cierre de Dixit, que era uno de los tres boliches que funcionaba en Gesell junto a Le Brique —cerrado desde el crimen de Fernando Báez Sosa, del que se cumplieron cinco años este sábado— y Pueblo Límite (el único que funciona actualmente).
Para Carlos López, presidente de la Cámara de Empresarios de Discotecas y Bares de la Provincia de Buenos Aires (CEDIBBA), el cambio planteó un sinfín de pérdidas económicas para los diferentes sectores volcados al consumo.
«Fue una desgracia lo que pasó con Fernando, ya sabemos quiénes son los culpables y esperamos que paguen lo que corresponda. Pero Gesell quedó afectado por una conducta de prohibición del intendente (Gustavo Barrera), que decidió que acá todo mudara a un público de gente muy adulta o mayor», destaca López en diálogo con Clarín.
«Históricamente, Gesell es un lugar preparado para el turismo joven. Y desde el año 98 era un lugar que tenía tres discotecas, varios bares, eventos, y un montón de propuestas que hacían que el joven viniera. Un 50% de los departamentos o casas que se alquilaban están adaptadas para la gente joven. Antiguamente los jóvenes decidían el lugar para vacacionar y los padres los seguían para controlarlos.Todo ese turismo despareció, está en Pinamar o en Mar del Plata«, añade.
López agrega que, luego del crimen de Fernando, hubo «una continuidad de hechos que se resolvían poniendo más personal policial en las puertas».
«Todo ese personal policial del Municipio se ocupa de que cuando entra un auto a Villa Gesell con cuatro chicos se los pare, se los revise, se los retenga media hora como si fueran delincuentes. Dixit, el 2024, abrió solo los fines de semana y esta temporada decidió cerrar. Solamente quedó Pueblo Límite y algunos bares. Pero si van grupos de jóvenes caminando a Pueblo y los paran cuatro veces para revisarlos, la temporada siguiente no vienen. Eso se vuelca directamente al turismo«, analiza.
Sobre Pueblo Límite, este diario pudo saber que actualmente solo abre los viernes y sábados, cuando históricamente siempre abrió los 31 días de enero. La concurrencia es, por lo general, de 1.000 personas.
Si bien en 2022 hubo una buena temporada (con artistas conocidos dando shows) y los jóvenes asistieron, en años anteriores llegaron a concurrir entre 6.000 y 8.000 personas por noche.
Una importante fuente vinculada a la noche de Gesell enfatiza en los cambios ocurridos en los últimos años y señala que «el caso Fernando no fue el detonante de la pérdida de los adolescentes en Gesell«, sino que este cambio tan radical fue una «represión política» que impactó directamente en muchos rubros relacionados con la noche.
El titular de CEDIBBA compara lo que ocurre en Mar del Plata y en Pinamar. Opina que esos destinos lograron captar la franja de edad que se disputan por toda la Costa Atlántica.
Comenta que en Pinamar, al revés que en Gesell, se soltó un poco más la actividad nocturna y el entretenimiento: hay balnearios con eventos y se realiza el after beach, que también está muy de moda en Mar del Plata. En las calles de Gesell, remarca, a las tres de la mañana ya no se ve concentración.
Y añade que, además, en las playas comienza a reflejarse la falta de ese público que «se siente echado»: «No permiten llevar heladeras a la playa, si ven que sos joven entra la patrulla comunal y te sacan, entonces obviamente que tres años consecutivos de esa conducta termina en que los jóvenes no vayan más. Las prohibiciones lo único que traen son cosas clandestinas. Por decisión política le están endilgando toda la culpa al público joven, lo echaron».
Clarín consultó a la Municipalidad de Villa Gesell sobre este tema pero hasta el cierre de esta nota no brindaron una respuesta.
Jorge Cocco, titular de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Afines de Villa Gesell (AHRCA), comparte la visión y expone que al partido comenzó a venir el grueso de familias, al tiempo que se perdía el turismo joven.
«Esto económicamente tuvo que dar un cambio de rumbo al empresario: desde el sector hotelero, comercios, casas, departamentos… todos se acomodaron para lo que es ahora, hace no menos de cuatro años, el crecimiento de los grupos familiares«, sostiene.
La ocupación en todo el partido de Villa Gesell para lo que fue el segundo fin de semana del año alcanzó el 76%. Gesell, en particular, se ubicó en 69%, sostenida principalmente por los buenos números de ocupación para las localidades del sur. En contraste, el promedio de ocupación del partido de Pinamar alcanzó, ese mismo fin de semana, un 83%. La ciudad de Pinamar se ubicó en 80%.
Mientras que en Mar del Plata, el Ente Municipal de Turismo y Cultura sostuvo que hasta el 13 de enero (tras el segundo fin de semana) hubo un 70% de las plazas hoteleras ocupadas y un 70% de departamentos de alquiler temporario contratados. Más de 520.000 turistas durante esos primeros días.
El cambio de perfil reflejado en las playas
En la recorrida de Clarín por la playa, en la zona céntrica de Gesell, el paisaje muestra un público turista predominante: el familiar. Se ve a chicos jugando con padres en la arena, o a grupos familiares haciendo una pausa para comer. Entre las carpas y sombrillas, dos amigas se hacen trenzas sobre una manta.
Agostina y Morena, jóvenes de unos 20 años, vinieron juntas para pasar unos días en Gesell, y se están instalando en un hotel a escasas cuadras de la playa.
«La gente es muy amable, es una playa muy familiera. Siento que se calmó la joda acá. De hecho hasta ahora no vimos muchos grupos de chicos jóvenes, fuimos el otro día a un restaurante y nos dijeron que no hay muchos desde hace un tiempo. También hablábamos con una señora que nos decía que acá está super tranquilo ahora, que hay más seguridad», comenta Agostina.
Y añade: «Hay mucha gente joven que se fue a Mar del Plata este verano, las familias vienen acá porque quieren tranquilidad, y hay muchos niños. Es más para público familiar Villa Gesell que Mar del Plata. El año pasado el público joven fue muy Mar del Plata- Pinamar y este verano para mí es más que nada Mar del Plata«.
Las jóvenes cuentan que, por el momento, fueron a «tomar algo», pero que no pisaron los boliches de la zona: «Nos dijeron para ir a Origen y Pueblo Límite, pero ese queda un poco lejos, hay que ir en auto. Aunque pienso que ahora esos son más lugares para desconectar un toque que para ir de joda«.
Un grupo de chicos de 18 años se anima a charlar. Son todos de Caballito y Flores. Vienen por una semana, y entre todos (son 10) consiguieron un departamento «en no tan buenas condiciones» a $ 800.000.
«Yo pensé que iba a haber más gente de nuestra edad. Veo que está bastante mezclado el público que viene, como pasó el año pasado», dice Yatel, que llegó con su familia y luego decidió quedarse con sus amigos unos días más.
Y Cassia, su amiga, concluye en que en un momento analizaron otras opciones, siguiendo a conocidos: «Conozco mucha gente de nuestra edad, amigos, que estaban debatiéndose entre Pinamar y Mardel porque hay más joda«.
Villa Gesell. Enviada especial
AS