A fines del año pasado, cuando el crimen de Nora Dalmasso (51) era sólo un caso a recordar en efemérides policiales, una bomba sacudió la causa judicial, que se mantenía agonizante: nuevos cotejos de ADN determinaron que un vello púbico encontrado en el cuerpo de la mujer pertenecía al parquetista Roberto Marcos Bárzola (45), quien estaba trabajando en la casa de la víctima, en Río Cuarto, al momento del hecho
De pronto, esa muerte tan expuesta -ocurrida en noviembre de 2006 en el country cordobés Villa Golf- volvía a instalarse en la mente de todos de la mano de una prueba concluyente, pero también tardía. Y pronto surgió la pregunta: a 18 años del abuso sexual seguido de muerte de Dalmasso, ¿prescribió la causa?
El planteo no tardó en llegar. El 30 de diciembre de 2024, el abogado defensor de Bárzola pidió formalmente el sobreseimiento de su cliente. Su argumento: el simple paso del tiempo. Ni siquiera se molestó en argumentar su inocencia.
Ante esto, la familia Macarrón contraatacó con todo. Hace dos semanas planteó desde la inconstitucionalidad del artículo 59, inciso 3, del Código Penal (extinción de la acción penal por prescripción), como objetivo de máxima, hasta un nuevo cálculo colocando esa prescripción en el año 2027, como objetivo de mínima.
La cuestión puede parecer muy técnica, pero podría tener consecuencias legales tan prácticas como inéditas.
Lo que dicen los Macarrón es lo que piensan muchos: que poner como límite los 15 años para dar por cerrada una investigación por un delito grave es injusto y vulnera los derechos de las víctimas a encontrar justicia.
En este caso, los perjudicados son Nora Dalmasso y también su familia, que fue perseguida por los fiscales durante años. Por otro lado, el beneficiario es el sospechoso de violarla y de matarla.
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Archivos Messi: quién mató a Nora Dalmasso
«El lema de Bárzola parece haber sido durante 18 años ‘no interrumpas al enemigo mientras se está equivocando’. Durante el trascurso de toda la pseudo investigación, Bárzola se mantuvo oculto, brindó testimonios falsos y fue un observador privilegiado (quizás hasta ufanado de sí mismo) de la carnicería contra personas inocentes que inició con su crimen aberrante», dice el escrito presentado el pasado 6 de febrero por Mariángeles Mussolini, al que tuvo acceso Clarín.
En la primera semana de febrero, la querella fue con todo. Lo hizo en un trabajo de pinzas entre Mussolini (que representa a Facundo Macarrón) y Gustavo Libeau (por parte de Marcelo Macarrón y su hija Valentina).
Una aclaración: como el Código Procesal de Córdoba solo permite un abogado por querella, los Macarrón se dividieron en su reclamo para poder sumar más profesionales.
«Presentamos nuestros planteos ante el fiscal Pablo Jávega, que abrió un incidente aparte y lo envió al juez de Control de Río Cuarto Diego Ortiz. Ahora él deberá decidir a quién le da la razón, si a la defensa de Bárzola o a nosotros», explicó a este diario Mariángeles Mussolini.
La abogada adelantó que están dispuestos a recorrer todo el camino para lograr que Bárzola sea enjuiciado. «Si hay que apelar a la Cámara, a la Corte provincial o la Corte Suprema nacional, lo haremos. Incluso recurriremos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos».
Para la querella, hay puntos que no ser pueden obviar. Por un lado, sostuvieron que el crimen de Dalmasso fue un femicidio y que, aunque esta figura penal no existía en 2006, para esa época Argentina sí había incluido en su Constitución pactos internacionales que dan marco a la violencia contra las mujeres.
Por otro lado, denunciaron el empecinamiento fiscal contra la familia, que desvió por completo la investigación.
Los Macarrón presentaron la semana pasada en la causa un informe de la empresa IFPC International Group, con sede en Washington, integrada por ex agentes del FBI que ya apuntaban a Bárzola en 2007. Este informe nunca fue tomado en cuenta por la fiscalía, ni siquiera fue incorporado al expediente en su momento. Ahora sí forma parte de la causa y la querella espera que sea tenido en cuenta.
¿Por qué desde la Justicia nunca se apuntó a Bárzola? La familia de Nora sospecha que como al principio del caso se detuvo al pintor Gastón Zárate y eso generó gran repudio popular, los fiscales no quisieron ni pensar en acusar a otra persona que no fuera del entorno íntimo de la victima,. Es decir, familia o amantes.
Que Facundo Macarrón tenía una relación incestuosa con su madre y por eso la mató; que Marcelo Macarrón tomó un avión fantasma para viajar de Punta del Este a Córdoba (y vuelta) para matar a su esposa; que Macarrón contrató a sicarios colombianos para asesinar a su mujer y tapar así un fabuloso negocio de lavado de activos con gente poderosa.
Desde el inicio de la causa, los diferentes fiscales que se sucedieron en la causa apuntaron a la familia de Nora e incluso a ella misma, resaltando la existencia de amantes. Se tomaron muchas pruebas de ADN que dieron negativo y no fue hasta 2022 -tras la absolución de Marcelo Macarrón- que se amplió el radio de búsqueda de ADN.
Con esta misión encomendada por sus superiores, el fiscal Pablo Jávega ordenó tomar 200 muestras de ADN y ahí incluyó por primera vez a Bárzola.
Entonces empezó a hablarse tibiamente de prescripción.
En los papeles, salvo algunas excepciones, el Código Penal de la Nación establece que una causa prescribe a los 12 años (en caso de delitos con penas temporales: 8, 10, 20 años, etc.) y a los 15 cuando el delito fija la pena de prisión perpetua, como en el caso de Dalmasso.
El crimen de Norita
El cuerpo de Nora -quien fue estrangulada- fue encontrado el 26 noviembre de 2006 en su habitación, en su chalé del barrio Villa Golf. Formalmente pasaron más de 18 años y los plazos están cumplidos tanto si se toma el caso de una violación seguida de muerte o de un «femicidio», delitos que se penan sí o sí con perpetua.
Ahora un detalle. Por el año en que ocurrió todo, el caso encuadra en la la Ley 25.893 (2004) que pena con prisión perpetua «la violación seguida muerte». El femicidio -Ley 26.791- no existía como figura penal en el momento de la muerte de Dalmasso. Recién fue incorporado al Código en diciembre de 2012.
Para tratar de explicarlo mejor, siendo un tema complejo, podría decirse que los plazos de prescripción son como un reloj que empieza a correr desde la hora cero del día del hecho (no importa cuándo se inició la causa) y sí existen algunos episodios que pueden detener ese reloj; o incluso hacerlo arrancar de nuevo.
El más fácil de entender es el de la comisión de un nuevo delito con sentencia firme. Poniendo el caso Dalmasso: si el ahora sospechoso, Roberto Bárzola, cometió un delito entre el 2006 y el 2021 (es decir durante los 15 años de prescripción de una «violación seguida de muerte») y su sentencia quedó firme, los tiempos de prescripción ya no se cuentan desde el momento de la muerte de Dalmasso, sino desde el momento en que cometió el delito nuevo.
Otros actos que interrumpen la prescripción son la fecha del primer llamado a indagatoria, el requerimiento de elevación a juicio, la citación a debate. Es decir, todos los actos que demuestran la voluntad de la Justicia de avanzar. También la prescripción no es lineal si el acusado es funcionario público, en este caso el cálculo es completamente diferente, ya que se considera que pudo entorpecer la investigación.
Por lo pronto, el fiscal no se metió a opinar sobre la prescripción. Hoy por hoy, ese duelo se limita a la querella y la defensa. Para Jávega, hay que cumplir con un paso previo, que es desestimar si Bárzola cometió algún otro delito. Y para esto mandó oficios a todas las provincias que, una a una, están empezando a contestar.
Bárzola espera y calla, como lo hizo con éxito durante casi dos décadas.
EMJ