Su nombre figura entre los jugadores de béisbol del equipo, pero lleva mucho tiempo sin participar de los juegos.
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Uno de los gestos más importantes y nobles que se hayan visto en el béisbol profesional.
En una liga tan competitiva como la de béisbol en Estados Unidos, donde la presión y el rendimiento mandan, hay casos que escapan a cualquier lógica deportiva. Uno de los más llamativos es el de Andrew Toles, un jugador que sigue contratado a pesar de no haber jugado desde 2019.
A simple vista, puede parecer una decisión insólita. Pero detrás de su situación hay una historia personal compleja, una enfermedad silenciosa y una muestra de apoyo pocas veces vista en el deporte profesional.
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Su presente en el béisbol se complicó, pero su equipo tomó una decisión ejemplar para ayudarlo.
La historia de Andrew Toles en el béisbol
Toles irrumpió en la MLB en 2016 con los Dodgers de Los Ángeles. Su velocidad, precisión en los jardines y buenos números en ofensiva lo colocaron rápidamente como una de las promesas del equipo. Participó en los playoffs y fue clave en algunos partidos, demostrando que tenía potencial para convertirse en figura.
Pero su carrera empezó a desmoronarse con el paso del tiempo. Problemas personales y de salud mental comenzaron a afectar su rendimiento. Tras algunas ausencias y reincorporaciones breves, en 2019 se alejó completamente del béisbol profesional. Desde entonces, no volvió a disputar ni un solo partido.
La decisión de los Dodgers con Andrew Toles
A pesar de su alejamiento, los Dodgers decidieron mantenerlo dentro del equipo bajo contrato. Año tras año, renuevan su vínculo para que pueda acceder a un seguro médico y recibir el tratamiento que necesita. Fue diagnosticado con esquizofrenia y trastorno bipolar, lo que lo llevó incluso a vivir en situación de calle.
Esta decisión no tiene fines deportivos ni responde a cuestiones de marketing. Es un gesto humano en medio de una industria muchas veces impiadosa, que demuestra que hay historias que van más allá del juego, Equipos preocupados por los deportistas, quienes no son solo máquinas hechas para entretener, también son personas con problemas más allá de los acaudalados sueldos y la exposición constante.