El Fondo festejó las nuevas bandas cambiarias, pero los economistas alertan por el dólar y la inflación

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La decisión drástica y sorpresiva del gobierno de modificar el esquema cambiario y monetario generó un fuerte impacto dentro y fuera de la Argentina. El Fondo Monetario Internacional fue de los primeros en mostrar su apoyo ante la expectativa de que ahora habrá un tipo de cambio más flexible y el Banco Central podrá acumular más reservas, dos reclamos que venía planteando desde hace rato al equipo de Luis Caputo.

«Celebramos el reciente acceso al mercado y las medidas anunciadas para fortalecer el marco monetario y cambiario, reconstituir los colchones de reservas e impulsar reformas que impulsen el crecimiento. Estamos colaborando estrechamente con las autoridades argentinas en la implementación de estas importantes medidas», dijo la vocera del FMI, Julie Kozack, en su cuenta de la red social X.

El nuevo ajuste de las bandas de flotación contempla que a partir del 1 de enero se actualizarán en función de la inflación de los dos meses previos. De esa manera, como el IPC subió un 2,5% en noviembre, el techo se ubicará en $ 1.565. De ahí que los economistas prevén que los cambios anunciados podrían tener consecuencias tanto sobre el tipo de cambio como el ritmo de la inflación.

«Esto es un reconocimiento bastante explícito de que el régimen de bandas, tal como estaba configurado y que hasta hace cinco minutos se venía defendiendo a capa y espada, no estaba funcionando. No permitía acumular, no permitía ordenar la cuenta corriente y eso implica ir ahora hacia un target de tipo de cambio real ajustado por inflación de dos periodos previos», dijo el presidente de Analytica, Ricardo Delgado.

En su opinión, el nuevo techo le pone un «piso» al proceso de desinflación, que en los últimos seis meses se detuvo ya que pasó de un ritmo del 1,6% mensual en junio al 2,5% en noviembre. «Evidentemente esto le genera inercia a la inflación, una cosa es un tipo de cambio real con una banda corriendo al 1% y otra corriendo al 2,5% o algo entre el 2% y el 2,5%, es difícil que baje del 2% hasta febrero», agregó Delgado.

«El esquema de bandas ajustado al 1% conducía a una apreciación real del peso que lo tornaba insostenible hasta las elecciones de 2027. Este cambio refleja un menor énfasis en el objetivo de desinflación. Es fácil verlo: el tipo de cambio deja de moverse por debajo de la inflación y pasa a moverse igual a la inflación pasada. Se agrega un elemento de inercia inflacionaria», dijo el director de Equilibra, Martín Rapetti.

La expectativa oficial es que el incremento observado en la demanda de dinero permita aumentar la cantidad de dinero circulando en la economía, sin generar presiones inflacionarias. El dólar minorista descendió 10 pesos desde fines de octubre a $ 1.465, después del salto que pegó previo a las elecciones cuando tocó los $ 1.515. Pero ahora los analistas ven un «debilitamiento» del ancla cambiaria para contener los precios.

«Si la inflación baja, el ajuste de las bandas va ir bajando. Ahora, si la inflación sube, vas a tener comentarios de que ahora se devalúa más rápido, en realidad se flexibiliza más el tipo de cambio y eso requiere que el Banco Central use más la tasa de interés para su política monetaria y que esa sea el ancla», señaló Pablo Guidotti, exviceministro de Economía y exsecretario de Hacienda de Carlos Menem.

La otra novedad es que el Banco Central comprará reservas dentro de las bandas con un tope del 5% volumen diario del mercado de cambios y una meta inicial de US$ 10.000 millones en función de los flujos de la balanza de pagos. Según Equilibra, las compras podrían llegar a US$ 6.000 millones en 2026. Pero Guidotti las estimó en US$ 3.500 millones más unos US$ 6.500 millones por colocación de deuda.

Cómo sigue la hoja de ruta de Caputo

En las últimas semanas, el ministro de Economía dijo que las bandas estaban «bien calibradas» y Javier Milei afirmó que la compra de reservas generaba inflación. Sin embargo, Caputo le dijo en noviembre a los inversores en Nueva York que evaluaba actualizar el esquema cambiario y presentar un programa de compras, como anticipó Bloomberg y se terminó oficializando este lunes.

Aún con estas medidas, hay dudas sobre si el Gobierno va a poder comprar reservas suficientes para pagar la deuda en 2026 por casi US$ 14.000 millones, las importaciones crecientes y compras para ahorro privado. Rapetti cree que es probable que sea el «primer paso» de una flexibilización cambiaria con destino final a la flotación antes de las elecciones del 2027.

En el equipo económico creen que el nuevo esquema es una «señal» de que no va a haber inflación en los próximos seis meses, y apuestan a volver a los mercados en enero para refinanciar la deuda, lo que permitiría acumular más reservas. Para ello, necesitan que el riesgo país perfore los 600 puntos, algo que aún no ocurrió pese a colocar la semana pasada bonos en dólares en el mercado local por US$ 1.000 millones.

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