Qué difícil se hace un partido cuando se empieza a perder al minuto de juego. Qué difícil se hace un partido cuando un equipo juega sin alma y sin ganas. Qué difícil se hace ilusionarse con ingresar al Reducido para pelear con el segundo ascenso cuando Quilmes tiene como rival al propio Quilmes y a un Racing de Córdoba que entró enchufadísimo.
En la ciudad del fernet, la cerveza ni siquiera se asomó. Los errores defensivos volvieron a condicionar sus aspiraciones y su anhelo por obtener una victoria en La Docta para romper con la mala racha fuera del estadio Centenario (ya acumula cuatro empates y seis derrotas en el torneo).
Ya al minuto, Francisco Flores recibió, dudó en tocarla hacia atrás y Julián Vignolo, la gran joyita de la Academia, se la llevó y metió una gran definición para castigar a un Lautaro Herrera que sufrió muchísimo en su debut en Quilmes. Como si fuera poco, a los 20’, Pablo Chavarría anticipó sin inconvenientes a Gastón Aranda y estiró la diferencia para llevar mayor tranquilidad a los hinchas.
En tibio intento por reaccionar, el Cervecero estuvo cerca de descontar por medio de Ramiro Martínez. Sin embargo, fue la única llegada de peligro que tuvo en un partido para el olvido. Así, dio un nuevo paso para atrás, no pudo acercarse a puestos de Reducido y no debe relajarse en la lucha por la permanencia.
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