Cazzu volvió a estar en el centro de la escena, esta vez no por su música, sino por su fuerte respuesta a una crítica dirigida a Emilia Mernes. La cantante de trap no dudó en salir al cruce de una reseña que analizaba con argumentos técnicos el uso del autotune en la industria, y eligió posicionarse sin medias tintas: “Escuchá otra música, amor”, escribió con ironía.
Todo comenzó cuando Victoria Almada, conocida en redes como Vocalissima, publicó un video en el que brindaba su mirada profesional sobre las capacidades vocales de Emilia. En ese reel, la creadora de contenido —con formación en técnica vocal— expresó: “No odio a Emilia. Solo soy una persona que sabe de voz y que está harta de escuchar gente con autotune. Ya que tiene tanta llegada, quiero que empiece a hacer cosas para transmitirles a sus seguidoras otro tipo de valores”.
Lejos de permitir el disenso o de leer la crítica como parte del diálogo que la música y el arte en general habilitan, Cazzu eligió responder desde la bronca. En lugar de debatir con argumentos o abrir un espacio de intercambio, pareció incomodada por el solo hecho de que alguien opinara diferente. “Pero escuchá otra música, amor. Hay alrededor de 120 mil canciones nuevas todos los días y no son todas de Emilia”, fue su primer mensaje.
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Luego, redobló la apuesta: “Dejen ser a las artistas lo que ellas quieran ser”, escribió, como si cuestionar el uso de herramientas como el autotune fuera un ataque personal y no una observación sobre una tendencia generalizada. Sin matices, Cazzu sumó: “Sean más piolas con las pibas que lo dieron todo por estar donde están”, como si toda crítica a una figura pública femenina implicara automáticamente una falta de sororidad.
Y fue aún más lejos: “O simplemente no las consuman”, lanzó, mostrando cierto fastidio con quienes se animan a decir lo que piensan. En vez de abrir un puente, Cazzu cerró la conversación con una frase dirigida directamente a la autora del análisis: “Quizás debas aprender vos a buscar música nueva para tus videos de ‘docente de la música que hay que hacer’”.
Pese a la dureza del mensaje, Vocalissima respondió con altura. Lejos de entrar en polémica, agradeció el comentario: “Es un honor que Cazzu me haya comentado”, dijo. Y con respeto, aclaró: “Es más una crítica a la industria, que a la artista per se”.
Más allá del respaldo a Emilia, el episodio volvió a mostrar cierta intolerancia de algunas figuras públicas a la crítica constructiva, aun cuando se presenta con fundamentos y sin agresión. La música puede emocionar, unir y también generar debate, siempre que haya disposición a escucharse.
Queda flotando, con sutileza, una pregunta inevitable: ¿alcanza con haber estado de moda un tiempo para erigirse en autoridad sobre quién puede opinar y quién no sobre una obra musical? Más allá de los respaldos ocasionales, el recorrido artístico de Cazzu no parece, al menos hasta ahora, justificar semejante poder de fiscalización.
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