A pesar de los intentos del gobierno de Javier Milei por sostener el equilibrio fiscal y cumplir con sus compromisos financieros, el riesgo país se mantiene por encima de los 700 puntos básicos y dilata el objetivo oficialista de regresar al mercado voluntario de deuda para patear la deuda en dólares. La falta de acumulación de reservas y el plano político conspiran contra el descenso de la medición, según analistas.
Este indicador es elaborado por el JP Morgan y mide la diferencia entre la tasa de interés que pagan los bonos de un país frente a los títulos del Tesoro estadounidense, considerados libres de riesgo. En 770 p.b. y con cierta inflexibilidad a la baja en el corto plazo, refleja la desconfianza de los inversores sobre la capacidad del país para sostener el repago de su deuda.
La actividad económica en mayo cayó 0,1% mensual según el INDEC
El riesgo país, un dolor de cabeza para el Gobierno
En definitiva, es la contracara de la cotización de los papeles soberanos: si suben los activos argentinos nominados en hard dollar, el riesgo país baja. Por el contrario, si cae, la prima de riesgo sube. A comienzos de año, el Índice de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés) tocó el punto más bajo en la era Milei al descender hasta los 560 puntos básicos. A partir de ese piso, transitó un sendero alcista que lo lleva a merodear los 800 p.b.
Más allá de estar fuertemente basado en las estadísticas económicas, actúa como un termómetro de la realidad ya que es sensible a los acontecimientos políticos. Reducir el riesgo país no es solo una meta financiera para el equipo económico. Es un paso clave para reinsertar a la Argentina en los mercados internacionales de crédito y permitir un eventual retorno al financiamiento externo en condiciones razonables. Sin embargo, el número se rehúsa a descender, incluso en un contexto de aparente disciplina fiscal y sin atrasos en los pagos.
En el seno del oficialismo prima la mirada de que se hicieron los deberes económicos y que la volatilidad responde únicamente a los temblores políticos. A la vez, recuerdan que el último vencimiento de deuda en moneda extranjera se pagó en efectivo por US$ 4.200 millones a mediados de julio y que se vienen honrando todos los compromisos desde la asunción de Milei en diciembre de 2023.
En tal sentido, advierten que el riesgo país sigue alto por razones políticas, en particular por la «amenaza» de que el kirchnerismo obtenga poder en las elecciones legislativas de octubre y que la oposición promueva proyectos que atentan contra el equilibrio fiscal como el aumento para los jubilados, la emergencia por discapacidad, el reparto de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la coparticipación del impuesto a los combustibles.
Por qué no baja el riesgo país
Esa lectura tiene correlato, al menos parcial, en los análisis de economistas del sector privado. Consultado por Perfil, Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, el riesgo país debería estar más cerca de los 500 puntos básicos para volver a los mercados, «pero el tema de fondo es más que nada político”.
En su visión, la debilidad del respaldo legislativo del Gobierno y las dudas sobre su capacidad de acumular reservas afectan la confianza: “Por supuesto que si hubiera un nivel de reservas mucho más alto, el riesgo país sería bajo. Pero no está. Entonces, el tema son las condiciones bajo las cuales se puede acumular ese nivel de reservas. Ahí es donde tiene que ver la parte política”.
A su turno, el economista Juan Manuel Telechea, coincidió en que el riesgo país cristaliza tanto tensiones de corto plazo como incertidumbre institucional. “Uno de los factores es económico y de corto plazo: el Gobierno no está pudiendo acumular dólares”, explicó.
Según su análisis, hubo un cambio en la estrategia oficial en las últimas semanas: “Sostenía un discurso de decir que las reservas no importaban, pero eso cambió. Están comprando dólares a un precio más caro de lo que podrían haber comprado hace unas semanas atrás”.
Bajo su perspectiva, a eso se suma el factor político: “Hay que esperar a octubre, a ver si el Gobierno hace una buena elección y se fortalece en las cámaras. A partir de ese escenario, deberían venir las promesas de todas las reformas que había planteado: tributaria, laboral y jubilatoria”.
Por su parte, el analista financiero Christian Buteler hizo un seguimiento del comportamiento del indicador del JP Morgan en los últimos meses y cómo se desalineó de otros indicadores regionales: “Hasta febrero, con un BCRA que compraba dólares, el riesgo país se movía en línea con el de la región y a nivel global«.
«Después comienza el ruido cambiario y se genera una brecha. El nuevo esquema cambiario lo vuelve a alinear. Pero desde junio, hay una nueva divergencia”, argumentó. Esa nueva desconexión estaría alimentada por las dudas del mercado sobre la continuidad del rumbo económico y político.
MFN